Son las cinco de la mañana, es hora del anhelado viaje
a Canchaque. En el bus, hace un frío intenso que entumece los huesos. No sabemos
si es miedo por ir a un lugar desconocido o es una sensación de
emoción. Ver aquellas grandes montañas e inmensos paisajes verdes nos hace
pensar que es una tierra soñada, en un
paraíso terrenal.
Al bajar del bus nos encontramos con un pequeño pueblo
que nos da una cálida bienvenida y se puede sentir la mezcla del aire puro con
el delicioso aroma del café, característico
de ese lugar.
Luego de estirar las piernas un poco, nos dirigimos a
Los Peroles. Mientras ascendíamos nos encontramos con un angosto camino, lleno
de piedras, plantas y abismos que nos hacían sentir una serie de emociones. La
adrenalina invadía nuestro cuerpo y no dejaba que el miedo nos impidiera seguir con
el recorrido. El camino fue agotador, pero valió la pena pues pudimos observar
una gran diversidad de plantas, respirar aire puro y apreciar la belleza de la
naturaleza.
Pero lo más impresionante fue la hermosa catarata con
agua fría y cristalina que nos invitaba a darnos un chapuzón. Entendimos, en
ese momento, la razón por la cual turistas de Piura y del extranjero visitan y
se bañan en sus aguas. Los pobladores dicen que poseen una energía misteriosa
que atrae todo lo negativo y nos renueva.
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